July 10, 2017

La iglesia doméstica — la iglesia del hogar

La familia católica como iglesia doméstica es la comunidad o célula fundamental de la parroquia, de
la diócesis y de la Iglesia universal. Cristo ha llamado a todos los miembros de las familias a la unión con Dios por el Bautismo y los otros sacramentos y a compartir en la misión de toda la Iglesia. Los miembros de las familias llevan a cabo la misión de la Iglesia al promover el amor mutuo en el hogar y, mediante ese amor, construir la comunidad de la Iglesia y de la sociedad. El hogar cristiano es el lugar en que los
hijos reciben el primer anuncio de la fe. Por eso la casa familiar es llamada justamente “Iglesia doméstica”, comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y de caridad cristiana. (CIC, no. 1666)

La familia cristiana forma un entorno en el que la fe es profesada y atestiguada. Cuando los miembros de una familia rezan juntos, participan en un proceso de aprendizaje de por vida, se perdonan mutuamente, se sirven los unos a los otros, dan la bienvenida a los demás, afirman y celebran la vida y llevan la justicia
y la misericordia a la comunidad, ellos se ayudan mutuamente a vivir la fe y a crecer en la fe. Puede que estas familias no se vean a sí mismas como iglesias domésticas. Quizás piensen que su familia está
demasiado quebrada para ser usada para los propósitos del Señor. Tienen que recordar que una familia es santa no porque sea perfecta, sino porque la gracia de Dios actúa en ella.

¿Qué es una familia? “Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia” (CIC, no. 2202). La familia, como es definida en el Catecismo, se puede encontrar en gran parte de los hogares de nuestro país. Han surgido otras estructuras familiares como las familias monoparentales, las
familias cuyos padres tienen hijos de matrimonios anteriores y las familias en las que los hijos adultos cuidan de sus propios padres así como de sus propios hijos. Todas las familias afrontan muchos retos. Se merecen compasión y la esperanza de poder ser fieles al camino de amor de Cristo.

La familia cristiana está llamada a ser una comunidad de fe, esperanza y caridad en un entorno de oración. Ayudada por algunas de las otras virtudes, como la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, la familia que las ejerce comienza a actualizar su llamada espiritual a ser una iglesia doméstica. Cuando una familia se convierte en una escuela de virtud y en una comunidad de amor, la familia es una imagen de la comunión de amor del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es entonces un icono de la Santísima Trinidad.

 


Este artículo es un extracto del Catecismo Católico de los Estados Unidos para los Adultos (Washington, DC: USCCB, 2007) 398-399.
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Foto: Getty Images.